Cuestión de punto de vista

Ciñera de Gordón ha vuelto a vivir esta mañana momentos de tensión tras la llegada de los GRS para disolver un nuevo corte en la N-630 a su paso por la localidad. Sin embargo, tras la batalla vivida ayer en el interior del pueblo, los mineros se habían preparado con las únicas armas de las que disponen: piedras, cohetes y cócteles caseros. Frente a esto, los cuerpos de la Guardia Civil presentaron un comportamiento más sosegado que en la tarde de ayer, cuando llegaron a poner en peligro la integridad de todos los habitantes de Ciñera. 

Después de un intercambio de gases y piedras, los antidisturbios tenían que retroceder, pues la presencia de los manifestantes les impedía que repitiesen lo del día anterior: acceder al núcleo urbano, donde se encontraban sus familias. 

No ha habido que lamentar heridos ni detenidos, según me consta. Sin embargo, sobre lo que quiero reflexionar en esta entrada es sobre el tratamiento informativo que están recibiendo las protestas por el futuro de las cuencas mineras, en concreto esta, que tan cerca nos queda.

Veamos la foto que encabeza el post: arriba, un minero arroja un objeto (una piedra, probablemente) contra los GRS; en la de debajo, otros compañeros de los antidisturbios disparan pelotas de goma desde la carretera. El primero, sin protección alguna que lo defienda. Los segundos, armados con escudos, cascos y chalecos. Desde luego, los miembros de la Guardia Civil han de acudir protegidos a su trabajo, no lo voy a poner en duda. 

Ahora, pensemos. Abres un periódico cualquiera y encuentras un texto que habla de las protestas, al que acompaña la primera foto. Si estás familiarizado con el conflicto, la imagen no te hará cambiar de opinión. De hecho, pensarás, quizá, que si los GRS disparan, el daño que le pueden provocar sería tremendo a esa distancia. Pero, ¿y si no estás enterado ni sensibilizado con el progresivo desgaste de las cuencas mineras? La elección de esa fotografía para encabezar una información orienta al lector a pensar en la agresividad utilizada por estos mineros. Si en siguientes tomas lo único que aparece son las barricadas ardiendo, esto se refuerza. 

Bien, pasemos a la segunda foto y contextualicemos: no se ve en el encuadre, pero están situados en la N-630, por lo que los separa del pueblo es el río Bernesga y una maleza muy espesa en algunos tramos. ¿Qué quiere decir esto? Que los ciñerenses no veían la procedencia de los disparos y que los GRS arrojaban pelotas de goma sin saber quién estaba al otro lado. En la Avenida del Bernesga (la calle que da al río) había solo ciudadanos, pues los mineros tuvieron que huir y refugiarse en portales y casas que los vecinos dejaron abiertos precisamente para ello. 

Los momentos de tensión vividos en el núcleo urbano impidieron que la gente grabase vídeos de lo que estaba pasando. El miedo paralizaba a muchos, que revivían inmediatamente la huelga de principios de los 90. Por suerte, las redes sociales y las llamadas telefónicas hacían que la comunicación con el exterior no se perdiese, mientras nadie podía abandonar el interior de Ciñera. 

Lo que pocos medios, generalmente nacionales, han relatado ha sido el hecho de que casi resultan heridos los adolescentes que regresaban del instituto en medio de la batalla campal. Los locales, que sí estuvieron en el lugar, sí cuentan esto. Así pues, la información que llega a los españoles que no acudan a las versiones digitales de estos medios locales, es sesgada, escasa y manipulada. 

La labor informativa de muchos medios de masas no se está realizando con la intensidad y frecuencia que debería. Priman más temas como la crisis de Bankia, sobre la que nadie se hace responsable aún, o una Eurocopa cada vez más cercana. Bombardean con críticas al equipamiento deportivo para los Juegos Olímpicos. Adormecen a la población con una selección jerárquica superficial en las noticias. 

No debería ser así, pero hoy en día para estar bien informado hay que consultar todo tipo de mass media, de toda clase de línea editorial, de cualquier punto de la geografía española. Y leerlo siempre con ojos críticos. Por eso, no olvidéis que los mineros no son terroristas ni delincuentes. Sí, es cierto que las comunicaciones entre Asturias y la meseta se encuentran interrumpidas por su culpa, mas es la única manera que tienen de hacerse escuchar, a pesar de que a los de ahí arriba les interese ponerles la cara del diablo. 

Solo es gente luchando por la supervivencia de sus familias. ¿Quieren cerrar las minas? Que ofrezcan alternativas para toda esa gente que vive de ello, directa o indirectamente.