lunes, 20 de agosto de 2012

Crónica: I festival en apoyo a la minería

Así estaba el campo de fútbol de Ciñera sobre las siete de la tarde.

El pasado sábado 18 de agosto tuvo lugar en la localidad leonesa de Ciñera de Gordón el I festival en apoyo a la minería, cuyos fondos serán destinados "a colaborar en los gastos derivados de las detenciones, y para apoyar en otras situaciones derivadas de la huelga que afecten a los trabajadores de la mina y compañeros de otros sectores que se hayan unido a las reivindicaciones, participando activamente en las protestas."

Pasadas las dos de la tarde comenzaron las actividades de una jornada que se alargaría hasta bien entrada la madrugada. De la mano de la compañía leonesa Cirkofrénicos los más pequeños (y los no tanto) disfrutaron de un rato de malabares y acrobacias, aguantando bajo un sol de justicia que les acompañó el resto de día. Mientras, algunas mujeres preparaban los bocadillos que se servirían en la barra habilitada en el campo de fútbol y, a su vez, un par de ellas venidas desde Barcelona cocinaban una paella para todas.

Cirkofrénicos.

Con el parón para comer llegaron los últimos preparativos de la zona de conciertos, donde puntuales a las seis de la tarde comenzaron los primeros acordes, con el bar completamente equipado y llevado por los vecinos, muchos de los cuales no se habían puesto casi nunca tras una barra. Los chavales del pueblo, como voluntarios, permitían que a través de la plaza del pueblo solo pasasen aquellos coches que fuesen a la zona de acampada o los grupos hacia el campo, llevando a cabo esta tarea mucho mejor que los voluntarios de Protección Civil, que no se situaron a la entrada de Ciñera, para poder orientar a todo aquel que no conociese las calles de la localidad.

Sin embargo, las estimaciones de público habían dejado un listón muy alto, para una presencia de gente mayoritariamente de la zona en las primeras actuaciones. En la tarde del lunes aún no existían datos definitivos sobre la asistencia a lo largo de la jornada. Con la llegada de la noche creció el número de asistentes, aunque la falta de luz impedía hacerse una idea aproximada de cuántos eran. 

 Desakato en acústico.

El pueblo entero se volcó en esta actividad, tanto desde dentro de la misma como colaborando en la causa consumiendo. Los grupos, que habían venido de forma desinteresada y a quienes solo se costeó el desplazamiento, lo dieron todo sobre el escenario. Si bien, la programación ininterrumpida hacía inevitable perderse alguna actuación para ir a casa a cenar y prepararse para la larga noche, los decibelios hacían audible el repertorio en cada rincón de Ciñera.

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